martes, julio 25, 2006

AYUDA EN LA NECESIDAD Juan 6:16-21

Este es un tipo de relato que cualquier pescador se complacería en escuchar una y otra vez. Juan cada vez que lo recordaba,volvía a sentir lo que sintió aquella noche,el gris plateado de la Luna,el tosco remo en su mano,los sacudones de la vela,el aullido del viento y el sonido del agua enfurecida,la sorprendente e inesperada aparición de Jesús,el sonido de su voz sobre las olas,y el crujido de la barca al tocar la orilla de Galilea. Y al recordar todo esto Juan veía cosas maravillosas en el relato,milagros que todavía estan presentes para nosotros:
1.-Vio que Jesus vigila: En la montaña Jesús les observaba.No se había olvidado de ellos.No estaba demasiado ocupado con Dios para pensar en ellos.Aún en ese momento de intimidad sus discipulos estaban presentes en su corazon.Juan se dió cuenta de que durante todo el tiempo que ellos luchaban con los remos,la mirada amorosa de su Señor había estado en ellos.Mientras estamos luchando,Jesús vigila.No nos hace las cosas fáciles.Nos deja librar nuestras propias batallas y obtener nuestra propia victoria.Vivimos la vida con el ojo amoroso de Jesús sobre nosotros.
2.-Vio que Jésús viene: Jesús bajó de la montaña para permitir que los suyos pudieran hacer el último esfuerzo que los haría llegar a tierra a salvo.No nos observa como si estuviera sentado en una tribuna,desde afuera.Justo cuando flaquean la fuerzas y la vida se nos hace demasiado dura,El viene y con El,viene el último esfuerzo y el último aliento que nos lleva a la victoria y al logro de nuestro objetivo.
3.-Vió que Jesús ayuda: Vigila,viene,ayuda.La maravilla de la vida cristiana es que no hay nada que debamos hacer completamente solos.Una maestra contó esta historia a sus alumnos.Antes de terminar la clase comenzó una tormenta de nieve y viento.Acompañó a sus niños hasta sus casas.Por momentos tuvo que arrastrarlos y cuando todos estaban exhaustos
uno de los niños dijo:"Nos vendría bien que ese señorJesús estuviera aqui ahora" Siempre nos viene bien la compañía de Jesús y jamás podremos estar sin El.
4.-Vió que Jesús nos lleva al puerto:Tal cuál Juan lo recordaba,le parecía que apenas llegó El ,la quilla de la barca tocó contra el suelo y habían llegado. Como dice el Salmista:"Luego se alegran,porque se apaciguaron; y asi los guía al puerto que deseaban" Sal.107:30.
De alguna manera,con la presencia de Jesús hasta el viaje mas largo parece corto y la batalla mas dura se presenta como algo fácil.
¡Ah la riqueza de los recuerdos!
¡Ah la riqueza de la Palabra de Dios!

lunes, julio 24, 2006

FUE LLEVADO AL DESIERTO, Lc.4:1


El desierto es sinonimo de soledad,aridez,sed,calor,mucho calor.Hombres como Moisés,David,Pablo fueron llevados al desierto para ser probados. El pueblo de Israel atravesó el Desierto dejando una estela de fracasos. No pudo ganar la feroz batalla que se le presentaba.Los adversarios: el Enemigo de las almas y la carne misma. Pero allí donde el Israel de Dios fracasó y donde muchos de nosotros quedamos con profundas marcas en la fe,allí fue nuestro Señor para mostrarnos la manera de salir airoso de esta fuerte contienda.
No fue como Dios,lo hizo enteramente hombre.Cansado de caminar 40 dias,con hambre,sudoroso,debil por el ayuno y ese terrible calor,insoportable,fatigoso, molesto.Y que decir de la sed,cada vez mas intensa hasta el punto de sufrir alucinaciones: ¡ENTERAMENTE HOMBRE! Satanás que espera justo ese momento acomete sintiendo cerca la victoria. ¡Come! ¡Peca! ¡Hazlo! ¡Si eres...! ¡Si Dios dijo...
Tu y Yo sabemos de esto y para aquel que lee y no ha experimentado quiero que sepas que en algún momento seràs llevado al desierto.Jesús fue allí para mostrarnos como vencer.
¿ Y cómo lo hizo? De la forma mas sencilla. No desató poderes,no ató al maligno... ¿COMO? ¡CON LA PALABRA DE DIOS!
Su respuesta fue; "Escrito está"
Poderosa arma nos dejó.Confió en la Palabra.Que era suficiente,que era eficaz,espada aguda,escudo

lunes, julio 03, 2006

NUNCA MAS DESAMPARADOS Is.62:4


Desamparada.Es una palabra triste.Suena como cuando las campanas tocan a muerto.Es el recuerdo de las penas mas agudas,y la predicción de males espantosos.Un abismo de miserias se abre en esa palabra "desamparada"¡'Desamparado por uno que dió su palabra! ¡Desamparado por un amigo en quién hemos confiado!¡Desamparado por un pariente querido!¡Desamparado por padre y madre! ¡Desamparado por todos! Esto si que es pena y sin embargo puede ser sufrida con paciencia si el Señor nos recoge.
¿Pero qué debe ser,sentirse desamparado de Dios? Piensa en aquel grito,el mas amargo de todos: "Dios mio,Dios mio,¿porqué me has desamparado?" ¿Hemos gustado jamás en cualquier grado,el ajenjo y la hiel de ser desamparado en ese sentido? Si asi ha sido,roguemos a nuestro Señor que nos salve de una repetición de tan indecible dolor. ¡Oh,que tal oscuridad no vuelva jamás!
Lo contrario de esto es la palabra excelente "HEPHZIBAH","porque el amor de Jehová será en tí" Esto cambia el lloro en danza.
Los que soñaban que estaban desamparados,oigan al Señor decir:
" NO TE DESAMPARARÉ,NI TE DEJARÉ"

Un río llega a lugares de los cuales su origen nada
sabe, y Jesús dice que si hemos recibido de Su
plenitud, por pequeña que sea la medida visible de nuestras vidas, de nosotros fluirán ríos que bendecirán hasta lo último de la tierra. No tenemos nada que ver con el nacimiento de la corriente."Esta es la obra de Dios, que creaís..." Dios rara vez nos permite ver cuán grande bendición es esta.
Un río es victoriosamente persistente,vence todos los obstaculos.Quizás es detenido por un tiempo,pero pronto se abre camino para seguir.
Un río puede desaparecer de la vista por algunos
kilómetros para luego aparecer otra vez mas ancho y mas grande que nunca.Puedes ver a Dios utilizando algunas vidas,pero en la tuya ha entrado algún obstáculo y parece ser que no eres de ninguna utilidad. Sigue prestándo atención a la Fuente,y Dios te llevará alrededor del mismo o lo removerá. El río del Espíritu de Dios vence todos los obstáculos.Nunca pongas tus ojos en la dificultad,le es indiferente al río, el cual fluira sin interrupción a través de ti,siempre que te mantengas unido a la Fuente. No permitas que nada se interponga entre Jesùs y tú,ninguna emoción o experiencia.Nada debe alejarte de esa única,
grande y soberana Fuente.
¡Piensa en los ríos extensos y sanadores que están guardados en nuestras almas! Dios ha estado revelando verdades maravillosas a nuestras mentes,y cada una de ellas es una indicación del poder más amplio del río que El hará fluir a través de nosotros.

DESCRIBIENDO AL VERDADERO CRISTIANO


El cristiano cree que él ha muerto con Cristo, y al mismo tiempo se muestra más vivo que nunca y con la seguridad de vivir para siempre. Camina sobre la tierra mientras cree que ya está sentado con Cristo en los cielos, y aunque nacido en esta tierra, siente, después de su conversión, que su hogar ya no está más aquí. Y al igual que el milano, que en el aire es la esencia de la gracia y la belleza, pero cuando está en el suelo es feo y torpe, así el cristiano está en su mejor forma cuando se lo ve en los cielos y no lo es tanto cuando está en medio de la sociedad que lo vio nacer.
El cristiano aprende pronto que si desea ser victorioso como un hijo del cielo entre los hombres de la tierra, no debe seguir las normas comunes de la humanidad, sino precisamente lo contrario. Para estar seguro se pone en peligro; pierde su vida para poder salvarla, y corre riesgo de perderla si procura preservarla. Él baja para poder elevarse. Si rehusa humillarse, ya ha sido humillado, pero cuando se humilla, entonces es ensalzado.
Es fuerte cuando es débil, y es débil cuando se siente fuerte. Aunque pobre, tiene poder para hacer a otros ricos; y cuando se hace rico pierde su habilidad de enriquecer a otros. Él tiene más cuando ha dado más, y tiene menos cuando posee más.
Él puede ser, y a menudo lo es, alto cuando se cree bajo, y más santo cuando más consciente de pecado. Es sabio cuando reconoce que no sabe nada, y sabe menos cuando ha adquirido gran acopio de conocimiento. A veces hace más por no hacer nada, y adelanta más cuando se queda parado. Él es feliz en medio de sus cargas y conserva alegre su corazón, aun en la tristeza.
El sabe que ya está salvado ahora, sin embargo, espera una gran salvación que ha de ser revelada, y mira gozoso al tiempo de su futura redención. Teme a Dios, pero sin embargo, no huye con miedo de él. Ante la presencia de Dios se siente sobrecogido y deshecho; sin embargo, nada desea más que estar en la presencia de Dios. Sabe que sus pecados han sido todos limpiados y al mismo tiempo es penosamente consciente de que en su carne no mora cosa buena.
Ama supremamente a Uno a quien nunca ha visto, y aunque pobre y humilde, habla confiadamente con Uno que es Rey de reyes y Señor de señores, y no halla ninguna incongruencia en ello. Sabe que vale poco y menos que la nada, y sin embargo cree sin una duda que es la cosa más preciada para el Altísimo, y sabe que por él, el Eterno Hijo de Dios se hizo carne y murió en la vergonzosa cruz.
El cristiano es un ciudadano del reino de los cielos, y presta a esa ciudadanía su primera obediencia, pero también ama a su tierra natal con todo su corazón y ora, como Juan Knox: "¡Señor, dame Escocia o si no me muero!"
Espera con ansias todos los días ser trasladado al Hogar celestial, no obstante eso, no tiene apuro en dejar este mundo y está dispuesto a esperar el llamado del Padre Celestial. Y es incapaz de comprender por qué los incrédulos critican esta aparente falta de consistencia; él ve todo de la manera más sensata, clara y razonable posible.
El cristiano, portador de la cruz junto con Cristo, es al mismo tiempo un pesimista y un optimista, de una clase que es imposible hallarla en el resto de los mortales.
Cuando mira la cruz es un pesimista, porque sabe que el mismo juicio que cayó sobre el Señor de la gloria, condena en ese solo hecho, toda la naturaleza y todo el mundo de los hombres. Rechaza toda humana esperanza aparte de Cristo, porque sabe que los más nobles esfuerzos de los hombres son sólo polvo edificado sobre polvo.
Pero también es un optimista incorregible. Si la cruz condena al mundo, la resurrección de Cristo garantiza el triunfo final del bien por todo el universo. Por medio de Cristo todo saldrá bien al fin, y el cristiano vive en esperanza tranquila de ese triunfo.