miércoles, septiembre 26, 2007

CON LOS OJOS FIJOS EN JESUS

...tan cerca y no llegó porque dudó Mateo 14:30

Las circunstancias de la vida pueden golpear muy fuerte a nuestra vida cristiana y aún así podemos vencer, pero lo que nos hace más difícil la victoria, es la posibilidad de la duda, especialmente cuando estamos solos y la situación nos apremia y nos presiona, no dándonos tiempo para reflexionar. Allí es donde lo urgente trata de prevalecer sobre lo importante, y cuando eso sucede, la duda surte su efecto.

No se trata de que realmente queremos aflojar en nuestra fe, pero las circunstancias a nuestro alrededor nos empujan y nos distraen del objetivo y el propósito de nuestra vida. Cuantas veces estamos a punto de lograr una meta espiritual, y algo se interpone en nuestro camino y dudamos si lo que queremos lograr es la voluntad de Dios o no. Aquí Jesús lo llamó a Pedro, no cabían dudas, era el maestro, él había escuchado su voz llamándolo y siendo así nosotros a la distancia podemos decir, como alguien puede decirnos a nosotros: "Pedro, ¿por qué dudaste, si ya estabas por llegar?. ¿Qué fue lo que molestó tu mirada al Señor?, ¿las cosas que te rodeaban?". Si ellas no tienen valor. ¿la fuerza del viento?. Si el que domina al viento estaba allí, ¿Qué nos hace mas pesado al andar de nuestra vida?. ¿Las ondas del mar que nos asustan?, pero si mirando al Salvador no las veías, ¿por qué las miraste Pedro?, Distrajeron tu mirada del maestro. ¿No viste que el Señor te esperaba?, ya estabas por llegar. ¿Por qué dudaste Pedro?. ¿Acaso no podías entender de que ese Dios de imposibles, hiciera imposibles contigo?.

Cuantas veces como tú , Pedro, yo no puedo llegar, porque mi mirada no está firme en el Señor. Porque los problemas que tengo en mi vida diaria, debilitan mi fe. Porque son muchas las cosas que tengo que mirar, y a veces a Ti te pierdo de vista. Pero gracias Señor porque no te vas, gracias porque estás tan cerca, gracias porque las dudas, no pueden con tu presencia, gracias porque en ti se desvanecen. Gracias porque tu eres mi refugio, gracias porque en ti puedo confiar, gracias porque en ti tengo paz. Tómame fuerte en tus manos Señor, no dejes que te deje, no dejes que hoy me olvide de ti.

¡Señor ayúdame hoy, a fijar mis ojos nada más que en Jesús, sin temor a los peligros del camino, sabiendo que estoy en las manos del Padre!.