lunes, marzo 19, 2007

Plante una flor


 
 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid  a  los
que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen,  y  orad
por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).
Un día, una pequeña niña, vestida  de  blanco,  llevando  un
ramillete de flores, pasó por un niño que  estaba  bromeando
en una calle empolvada. Éste, al verla, le echó un puñado de
tierra, ensuciando tanto su vestido como su zapato. La  niña
paró por unos instantes, su rostro parecía mostrar que  ella
lloraría, pero, en vez de eso, sonrió  y  ofreció  una  flor
para el niño que estaba esperando para ver su  reacción.  Él
se quedó, al mismo tiempo, sorprendido y avergonzado porque,
en retribuición a la basura, él recibió una flor.

Muchos de nosotros, asimismo, hemos experimentado el amor de Dios

 a pesar de la indiferencia con que  lo  hemos  tratado.
Actuamos con rebeldía,  patrañas,  egoísmo,  vanidad,  y  en
retribuición hemos recibido el amor del Señor que continúa de
brazos abiertos y presto para bendecirnos.
¿Cómo ha sido nuestro  testimonio  al  recibir  un  agravio?
¿Retrucamos de inmediato?  ¿Pagamos  con  la  misma  moneda?
¿Guardamos  un  sentimiento  de  venganza  para  la  primera
oportunidad? ¿O como verdaderos cristianos colocamos todo en
el altar del Señor, pidiéndole que perdone nuestro agresor y
rellene el lugar de la posible mancha  con  un  amor  qué  no
pueda ser retirado?
Mejor de lo que andar con tierra en la mano  para  echar  en
nuestro prójimo es ocupar nuestras manos y  nuestro  corazón
con flores que vengan a perfumar y ataviar el  ambiente  por
donde pasemos. Mejor que llorar por el desaliento  del
conformismo o de la desesperanza es sonreír por la confianza
de que todo es posible para Dios y que no hay problemas  que
Él no pueda resolver. Mejor de lo que avergonzar  el  nombre
del nuestro Salvador es dejar que Su luz brille en todas 
nuestras actitudes.
Use la tierra de los agravios recibidos para plantar  flores
de vida y salvación para sus agresores.